martes, 28 de octubre de 2008

Temas de agenda: Violencia de género

VIOLENCIA DE GÉNERO: SEAMOS RIGUROSOS

Hace unas semanas, el semanario Raspeig, publicó un artículo de opinión sobre un caso concreto de violencia de género en San Vicente. Me resulta increíble observar que un tema tan delicado pueda ser abordado desde una perspectiva basada única y exclusivamente en los sentimientos y emociones, por tanto subjetivos, de una de las, a priori, partes implicadas. En este sentido me gustaría poder aportar algunas cuestiones sobre el tema, con el objetivo de que podamos reflexionar sobre este problema social, tan complejo y en la mayoría de ocasiones difícil de identificar.
En primer lugar hemos de considerar, respecto al maltratador, como señala Luis Bonino (psicoterapeuta especializado del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid) que existen diferentes perfiles, y que «Lo único que tienen en común es que son hombres y que tienen muy interiorizada la idea de que la mujer está a su disponibilidad». Según asimilen más o menos esta idea se convertirán en un tipo diferente de agresor: asesinos, violentos físicos o psicológicos, controladores…
Otra cuestión importante es que la mayoría no son agresivos de forma habitual. Ejercen su violencia de forma selectiva, sólo con su mujer. Por eso es tan difícil reconocerlos. Además, desarrollan una especie de doble personalidad «hacen lo que corresponde hacer a un hombre cuando están en público: tratar bien a su mujer e hijos; pero son unos tiranos en privado». Además suelen presentarse a sí mismos como víctimas. «Discutimos y ella me dijo que no aguantaba más y que se iba. Yo la empujé y se cayó». «Tuvimos un desencuentro, le grité y se asustó», «me provocó», «si se hubiese quedado callada no habría pasado nada», dicen otros. Por su parte, Angeles Alvarez Alvarez, señala algunas pistas, entre otras, para poder identificarlos: Atribuye el problema a la propia conducta de la víctima, a la familia, el trabajo, la situación socioeconómica; representa una imagen social opuesta a la que tiene en el ámbito privado; fuera de casa puede ser educado, alegre, amable, seductor, solidario, atento, respetuoso; tiende a manipular e intenta seducir a los profesionales con su juego de doble fachada, así como a personas del entorno. El maltratador utiliza una serie de mecanismos de defensa, para justificar su conducta: fundamentan los ataques de forma que parezca que está bien lo que hizo; racionalizan coherentemente conductas y hechos. La explicación real y la motivación de las mismas no serían admitidas por la instancia moral de la personalidad si el entorno social no admitiese esos comportamientos como legítimos; proyectan la responsabilidad de las conductas violentas en la víctima.
El artículo que comento, me inspiró una serie de reflexiones que se pueden resolver con las explicaciones anteriores. En dicho artículo se cargan las tintas contra la víctima, reconocida por sentencia judicial, atribuyéndole una conducta moral reprochable (sale con amigas y amigos, vive una vida antes desconocida para ella), como si la mujer no tuviese la libertad para elegir su propio camino. Es, lo mires como lo mires, un pensamiento machista. Además se atribuyen a la víctima una serie de intenciones oscuras de tipo material, cuando en cualquier juicio de estas características, el juez siempre decidirá a favor de la parte más vulnerable, independientemente de la nacionalidad y origen de las personas, porque esa es otra. ¿Cual es la intención de este señor cuando resalta “de color, de un país caribeño y un español”. Nuestra constitución establece claramente la igualdad y el principio de no discriminación por estas cuestiones (art. 14).
Para una adecuada convivencia no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, sin provocar situaciones de rechazo y persecución a nuestros propios vecinos/as. Resulta demagógico plantear la vida en términos dicotómicos “los buenos y lo malos”, puesto que en esta vida llena de oportunidades para disfrutar en plenitud, todos podemos cometer errores y aciertos. Incluso usted.


Manuel Andrés Martínez Sánchez

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